A nuestra seda le gusta el agua fresca, menos de 30ºC.

El lavado debes hacerlo de forma manual con jabón neutro. Enjuaga la seda dos veces, la primera vez añade una cucharadita de vinagre blanco por cada litro de agua para eliminar los residuos de jabón. El segundo enjuague solo con agua. ¡Esto dará a la seda mayor frescor!

Después del lavado, no uses secadora, no exprimir ni exponer al sol. Tu fular de seda prefiere secarse tranquilamente a la sombra.

Muchas planchas tienen la opción de temperatura para seda, pero si la tuya no la tiene no te preocupes, utiliza calor bajo (menor de 130ºC) y siempre con vapor. También es importante mantener la plancha en movimiento mientras la usas; si te detienes en una sola área puedes quemar el tejido ¡y no queremos que eso pase!

Puedes utilizar un paño fino entre la seda y la plancha, ejerciendo presión en un solo punto con vapor. Repite sobre el resto de la prenda hasta que hayas terminado.

Si quieres planchar tu fular después del lavado mientras aún está húmedo puedes hacerlo, con la ayuda de un paño entre la plancha y la prenda creará el vapor suficiente para eliminar cualquier arruga, pero debes dejar que la prenda se enfríe sobre la tabla de planchar antes de moverla o crearás más arrugas.

Pero si planchar no es lo tuyo te damos un secreto, puedes desplegar tu fular en el baño mientras te duchas, el vapor hará que hasta la arruga más rebelde se suavice, reduciendo los riesgos del planchado, además de ser una buena opción si estás de viaje y se ha arrugado al llevarlo en la maleta.